jueves, 17 de noviembre de 2011

DE INDIOS Y DE INDIA

Obra en Udaipur
Obra en Udaipur,
las condiciones de
trabajo son inmejorables
Los minutos pasan lentos en Pushkar, nos dejamos llevar sin estar pendientes del reloj. Comemos cuando llega el hambre y dormimos cuando la charla con el resto de viajeros termina. No hay prisa, templos, calles, lagos, casas y museos pueden esperar.


En las largas charlas nocturnas nos reímos mucho, comentamos las cosas que vemos, aquellos momentos vividos con los indios que cada vez que vuelven a nuestra mente nos hacen reír sin parar. Si reír te alarga la vida India te da eso y mucho más.






Anjs y su amigo
Anjs y su amigo
Ahora sentados en una terraza (roof) de un restaurante por debajo nuestro pasa lo que en España sería una "charanga". Aunque diferente. Aquí se compone de un super amplificador al que por supuesto se le da la máxima potencia. Sobre el carro que lleva los bafles un hombre con un organillo tipo PT 1 da rienda suelta a su creatividad, los demás acompañantes que le siguen terminan de meter bulla a base de matracas, trompetas y más arte que supura por sus poros. Sus trajes grises llenos de polvo hacen de esta charanga las delicias de los coches que los siguen que a modo de acompañamiento tocan sus claxon con la cara totalmente relajada, sin iras ni gritos. La charanga pasa y su sonido se va perdiendo entre las calles (ver video). Todo va quedando en calma. Es temporada de bodas y se pueden tirar hasta muy tarde con cánticos casi mantras que repiten hasta la saciedad.

Ha de quedar muy claro el tema del volumen, es "a lo mecagüen!", sobrepasando la distorsión y el sonido de verbena chunga.

Aqui se va mas fresquito
Aquí se va más fresquito
Los indios son gente muy peculiar. Caminas por la calle y te miran, te clavan la mirada sin compasión, esperando o no, cruzar su mirada con la tuya. Los miras a los ojos y les haces una pequeña reverencia con la cabeza, responden de la misma manera, los sonríes y se mean de la risa. Se les ilumina la cara y te devuelven la mejor de sus sonrisas, la de la felicidad plena.

Los niños de la calle, a pesar de sus penurias, de vivir recogiendo basura, de vivir de la mendicidad siguen siendo niños. Te miran, te piden con el gesto de llevar comida a la boca, te vuelven a pedir, otra vez, y otra, y así un montón de veces, hasta que algo en ti les llama más la atención que el hambre que pasan y se acercan y te observan y cuando cruzas una sonrisa se convierten otra vez en los niños que son. Cantan ríen y muestran su felicidad, su aceptación de aquello que les ha tocado vivir, son felices porque no desean nada más de lo que tienen.
El sistema de castas de la India es muy complejo, en lo más alto se encuentran los bramanes, luego los militares, los comerciantes y así hasta llegar a los oficios.

calles de Udaipur
Calles de Udaipur
También hay subcastas que están por debajo de todo esto, se dice que hay más de 20000 subcastas. Ellos creen que la vida que les ha tocado vivir es lo que se merecen tras el resultado de sus vidas pasadas, por eso respetan a todas aquellas castas que se sitúan por encima de ellos. Esas castas superiores han sido mejores en otras vidas, de ahí que en la vida actual disfruten de todas esas buenas cosas que tienen. Cada uno, de esta manera, es el único responsable de aquello que posee y asume que más tarde o más temprano conseguirá llegar a una reencarnación ideal, dependerá de lo que haga en la vida que viva en cada momento.


Todo esto suena muy idílico pero en realidad no lo es, digamos que no lo es tanto. Al final esta forma de pensar supone la aceptación de las masas, clases más bajas, de una vida que en definitiva es una auténtica mierda. Vida entre ratas, viviendo entre cartones y respirando el hedor nauseabundo de la basura macerando al sol. Nadie se merece semejante cosa, por muy malo que haya sido en otra vida. Aquí hay sitios en los que hay que pasar en apnea. Es como si el mismo aire dentro de nuestros pulmones empezara un proceso de putrefacción al unísono con el ambiente.


rezando por tus rupias
Rezando por tus rupias
Además, dentro de este sistema de castas existen también los grupos religiosos, hay de todo, los más numerosos los Hindúes seguidos por los musulmanes. También hay comunidades cristianas, son minoritarias, pero las hay. Están también los Sijs, así como un numeroso grupo de gitanos que parecen sacados de cualquier barrio de España. Con más color en sus ropas y más pendientes. Tratan de venderte lo que sea en cuestión de minutos, o te pintan un dibujo de Hena en la mano en cero coma para pedirte la friolera de 300 rupias para comprar chapati (pan indio), un pan que se compra por poco más de 8 rupias la unidad. Entendemos que es un chapati relleno de chorizo de Salamanca.
Por la calle pululan numerosos personajes de lo más variopinto. Desde guiris que un día llegaron y jamás regresaron a sus casas. Algunos de ellos olvidaron sus nombres hace muchos años, sus rastas reflejan el paso del tiempo y su mugre en los pies que nada les importa.


Los vendedores son gente muy particular, en a penas 3 segundos, tiempo que tardas en pasar por delante de ellos caminando tranquilo, son capaces de hacerte un repaso de todos y cada uno de los artículos que tienen a la venta. Terminan con un "barato" a lo que respondes con un "I know!", "welcome", fin de la conversación. Eso una y otra vez.


Currelas en la calle
Que nadie piense que aquí todo es maravilloso, nada más alejado de la realidad. Se ven tragedias en cada esquina, personas afectadas de polio, niños abandonados, mujeres y hombres que viven en el suelo de la calle más mugrienta. Aquí los niños se llevan las manos a la boca, te piden comida, no piden dinero, bueno, también, pero como saben que no se lo vas a dar terminan echando la mano a la boca. Darles dinero es un error enorme, los condenas de por vida a la mendicidad. Darles comida también, pero resulta más humano si cabe. Que coman, al menos que coman.
Las ropas de la gente de la calle poseen una acumulación de suciedad que uno no se imagina si no lo ha visto antes. No es una cuestión de tirarse por el suelo, el simple hecho de caminar por la calle hace que toda la contaminación que hay en el ambiente se te pegue a la ropa, el polvo del suelo y los humos de la quema de basuras en cualquier esquina.

Las calles están parcheadas, creemos que así las hicieron desde el principio, que nunca estuvieron bien. Es como si cada vez que alguien construyera algo viniera detrás una cuadrilla con mazos y palos para dejar las cosas acordes al paisaje, todo está roto, todo baila, todo se desprende y desmorona.


tanque, mejor de monumento
Mejor de monumento
Ellos nos ven a los occidentales como un poco guarros, ellos son muy limpios, se están aseando en todas partes y lo normal es que sus ropas estén limpias y relucientes. En los Guest house (hostales) muchos wateres son occidentales, ellos opinan que somos unos cochinos por sentarnos ahí para hacer nuestras necesidades y lo seríamos si nos sentáramos porque aquí no los limpia nadie, eso es algo impuro para ellos. Normal que piensen que somos unos cerdos. Así que se agradece cuando en un hotel te encuentras con un baño turco, con un cagódromo de ponerse en cuclillas. Esos suelen estar limpios, no porque los limpien sino porque cuando los usan tiran un cubo de agua en su interior que se lleva todos los restos que como escaladores se adieren a las paredes :)

Aquí los indios no usan papel de water, usan la mano izquierda. Para comer solo usan la mano derecha ya que la otra es impura y sucia. Lo cojonudo es que algunas veces te dan esa mano para saludarte y te imaginas donde ha estado en su primera hora de la mañana. Si, en su culo!!.

Algunas personas que viven en la calle tienen una costra enorme en dicha zona, da una cosilla... y piensas "que por favor no me de esa mano" y si te la echa gritas hacia adentro "Noooooooooooooo", pero suele ser un si. Así que en realidad lo que es impuro es la mano izquierda del otro, la de ellos por mucha mierda que tenga no deja de ser su mano y su mierda.

El chico del Ghat con mis gafas
Hoy caminaremos por Pushkar, veremos anochecer como ayer junto al lago, en los Ghats, descalzos, con los murciélagos revoloteando por encima de nuestras cabezas, con los peces en hora punta en el agua, viendo como el sol se esconde entre las dos pequeñas colinas que hay aquí. Iremos al templo de Brahma y regatearemos con los vendedores por un paquete de tabaco o por un bote de pasta de dientes caducado hace más de un año.

Caminar y dejarse llevar, observar, reir y disfrutar de este momento. Son ya 16 días en India, 18 que salimos de casa, el tiempo pasa lento, al ritmo de aquí, pero cuando te quieres dar cuenta ya son dos las semanas en este país.
Mañana saldremos hacia Jaipur, después seguiremos hacia el norte, evitando Dehli.

Por cierto, aquí, en las bodas no tocan "Paquito Chocolatero" y decir que se  nos había olvidado comentar que ayer nos encontramos con un chico que estuvo en la boda, un chico indio, nos dijo que mientras estábamos en el autobús esperando durante cuatro horas en la boda hubo una batalla campal entre los invitados. Es posible que nos llevaran allí porque imaginaban que algo pudiera ocurrir.

En fin, "This is India". :)

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