lunes, 18 de noviembre de 2013

CHOLA BATURA

Chola Batura del Kanji

La presentación de este plato es muy curiosa, te lo sirven en una bandeja en las que ponen dos bolas y un cuenco, más la guarnición. Las bolas están hechas de una masa de harina frita y son huecas. En el cuenco hay garbanzos con una salsa especiada picante que lleva taquitos de queso y de guarnición: lima, tomate, rábano y unos chiles impregnados en otra salsa cítrica. La combinación esta riquisima. Solo lo servían. Modo de desayuno de 7 am-12 pm. Lo tomamos en un retaurane de comida rápida llamado Kanji, en Jaipur.

VARANASI, LA CIUDAD DE SHIVA

Por fin llegamos a Varanasi. En realidad ya llevamos aquí dos días.

Esta ciudad sigue siendo increible. Algunas cosas han cambiado pero otras, son y serán siempre lo mismo.
LLegamos antes de ayer y ayer se celebró el día más importante de la ciudad. Miles de personas venidas de toda India se congregaron a orillas del Ganges. Se calcula que la población ha aumentado entre medio millón y un millón de personas. Todas ellas en un espacio de ocho kilómetros de largo por 30-40 metros de ancho. No habíamos visto tanta gente junta en toda nuestra vida.
Varanasi antes del mogollón de gente

La llegada al hotel fue de mañana con un tuc tuc con el que pactamos 80 rupias para llegar al Elvis dos años después. El tráfico a esa hora era infernal y las calles, como la estación estaban a reventar. Ratas, perros, personas, bicicletas, motos, sidecars, tuc tuc, taxis, coches, carromatos, camiones, tractores... todos estaban en la carretera, todos habían salido a la misma hora. Todos estaban atascados.
Venares desde el Ganges

Entramos en nuestro Hotel y la cara de Sufi era de reconocernos nada más vernos. Sufi es un tio joven, dueño del hotel. Le gustó que repitiéramos hotel. La gente en India es muy amable, más aún cuando les muestras agradecimiento o amistad. Sufi nos decía que hay gente que se pasa en el hotel varios meses a los que vuelve a ver pasado el tiempo y no los recuerda pero que recuerda enseguida a la gente con la que ha habido feeling. Recordaba hasta el golpe que me di en la cabeza la vez anterior, cuantos éramos y aquella historia que nos pasó en su hotel. Si hubiera visto la que me he dado esta vez... Nos hizo buen precio,mejor que el año anterior y nos dio la primera habitación de la entrada, buen sitio. Nos hace descuento en lo que consumimos y nos trata de manera especial. Es un tipo muy majo.
Por la tarde había gente por la noche era increible


Nos fuimos a ver los preparativos para el día siguiente y la ciudad estaba revuelta. Ya se veía parte de esa cantidad inmensa de gente que habría al día siguiente.
Este año los monzones se han cebado con India y hay algún edificio en los Ghats que está derruido. La altura del rio es enorme y la anchura será un cuarto más que la vez anterior. Por lo que nos han dicho hace un mes no se veían las escaleras de los Ghats de lo alta que estaba la marea. Y la anchura de lado a lado del rio alcanzaba el kilómetro. Debido a esto los Ghats están limpios ya que han sido limpiados para la celebración que vivimos ayer. Toneladas de arena y barro ha sido eliminada, o más bien arrastrada hasta el agua.

Por la noche
Varanasi es todo magia. El cielo se cubre con una neblina blanca que deja entre ver la linea de los ghats en el horizonte. El otro lado del rio se intuye casi casi como el recuerdo de un sueño y el sonido de la ciudad reverbera entre el murmullo de la gente. El crepitar de la madera ardiendo y el sonido de los botes en el agua, Varanasi es una ciudad de mar, aunque no lo posea, aunque su mar sea un rio. Los niños caminan entre los botes para rescatar cometas que inertes caen del cielo como hojas secas de árbol y se mueven de lado a lado esperando que se posen sobre sus manos. Gritan, rien, corren, saltan y buscan la mirada de la gente. Juegan al cricket peligrosamente entre los ghats, aprovechando unos pocos metros libres entre barcas y escaleras. Se oye un golpe y la pelota sale en cualquier dirección en busca de una pierna, la mia.




Hombre mayores pintan las escaleras de vivos colores, amarillos, rojos, azules, ocres... todo tiene que estar preparado para el gran día. Es el día de Shiva. Shiva es el dios de la muerte. Dice el hinduismo que se les ofreció a todos beber un veneno y que solo Shiva tuvo el valor de hacerlo, consiguió burlar a la muerte pero su cuello refleja ese momento con unas rayas que lo atraviesan. Algo así.
Sentados hablando con dos indios, la foto nos la hizo un japonés

EL primer día los crematorios estaban a pleno rendimiento y las inmediaciones de estos estaban llenos de humo. Recuerdo al pasar ante uno de estos el cuerpo de un hombre, boca arriba con los brazos entre abiertos y las llamas rodeándolo por completo, moviéndose entre sus dedos, al rededor de su cabeza y el humo, que como si fuera pelo se contonea como movido por el viento, el silencio, los rezos  callados y en el cielo las cometas.  Al rato, cuando volvimos a pasar por ahí ya no quedaba nada, una mancha gris en el suelo por donde pasamos, el calor del suelo subía por nuestras piernas y otro cuerpo ardía cerca de donde ardió el último.

Por la noche el espectáculo de cada día, rezos, hombres vestidos de naranja que mirando al rio pasean sus cuencos con fuego haciendo círculos sobre la cabeza. El sonido de los altavoces y las campanas, los tambores y el murmullo permanente de la gente.

En la barca

Al día siguiente por la noche tomamos un bote con un grupo de israelís y nos acercamos hasta donde está todo el montón de gente. Miles de personas, millones de velas, cohetes, ruido, música y más rezos. Amagos de avalanchas humanas y centenares de barcas amarradas unas a otras sobre el Ganges.






Estuvimos sobre el agua largo tiempo y  retornamos esquivando otras embarcaciones. Así hasta que el motor de nuestra barca se paró y quedamos a la deriva en medio de la corriente. Nuestro bote giraba sin control mientras uno de los barqueros intentaba poner en marcha el motor. Mientras tanto el resto de embarcaciones, algunas mayores que la nuestra venían en dirección a la nuestra a gran velocidad. Gritos de los barqueros  e inminente impacto. El golpe resulta fuerte y lo que en cualquier otro lugar habría terminado en hundimiento aquí termina en gritos, risas y cara de estupor de nuestra embarcación. El motor se pone en marcha y volvemos al hotel a descansar.

Varanasi desde el Ganges


Hoy visitaremos la fábrica de sitares de Benarés. El lugar donde Ravi Shankar dio clases.

Namasté mre dost, desde la mejor ciudad de Asia. ;)




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